En una entrega anterior les comenté parte importante de mis inicios en el campo inmobiliario, y mi decisión de avanzar en la actividad inmobiliaria para impulsar junto a otros servicios, la captación, venta, alquiler y administración de inmuebles dentro de una Compañía Inmobiliaria local. Con relación a esta combinación es bueno comentarles que las cuatro tienen un común denominador: el trato con las personas.
Además del respeto, que es indispensable, está la confianza que las personas depositan en esa otra persona que cumplirá un rol importante en sus vidas, ya que su asesoría servirá de base para la toma de decisiones futuras. En el área inmobiliaria, por tratarse de un bien primordial para toda persona, todo grupo familiar, empresa, industria, o comercio, relacionado con el resguardo y la seguridad de su bienestar, sus bienes, y los bienes de sus seres cercanos o allegados; este resguardo abarca tanto el campo familiar, como el campo laboral y profesional.
La confianza depositada en su asesor durante la venta, el alquiler, o la compra de un inmueble representan la seguridad de sus familias en cuanto a estabilidad económica y emocional (entre otras). En todos los casos el asesor o asesora debe demostrar su profesionalismo, preparación, disciplina, responsabilidad, vocación y compromiso; para ello existen dos aliados importantes llamados organización y planificación.
Organizando tus tareas, y planificándolas es posible realizarlas sin estrés, y atender en la mayoría de los casos, a los imprevistos que día a día puedan presentarse, pero de la organización y la planificación espero que podamos compartir más adelante. Mientras tanto, continuaremos con el tema que nos ocupa.
Cuando ingresamos a cualquier organización es necesario conocerla; ya que conociéndola podemos hacernos una idea clara del tipo de organización, su misión, visión, sus objetivos a corto, mediano y largo plazo, y conocer a profundidad el futuro deseable. Con base en estos elementos importantes podemos ayudar a construir distintos escenarios, y con ello obtener una visión prospectiva. Es necesario saber con qué cuenta la organización, y hacia dónde la dirigen sus actuales jefes, gerentes o propietarios. Es necesario conocer bien a quienes la dirigen, ya que de allí parte la confianza, transparencia, solidaridad, compañerismo y compromiso que son necesarios para impulsarla.
Si las organizaciones son el reflejo de las buenas o malas decisiones del cuerpo directivo en forma conjunta o colegiada, y nosotros pasamos a formar parte de ese cuerpo directivo, esto nos induce a entender que debemos poner todo nuestro empeño, y trabajar para que estas decisiones conlleven a dar las mejores soluciones en beneficio de la organización. Lo dicho se traduce en que desde que ingresemos no debemos inventar excusas en caso de que algo no funcione bien, ya que de nosotros también dependerá el futuro de la organización de la que pasamos a formar parte. Debemos dar soluciones.
Retomando la transcripción hecha en la anterior entrega de mi blog, tomada del pensamiento de Albert Einstein acerca de las crisis: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”, encontramos una invitación a poner nuestro granito de arena, por insignificante que parezca, para “empujar hacia adelante” cualquier organización a la que estemos ingresando. No se trata de un empuje “parcial”, sino un empuje “total”, si queremos crecer junto al equipo de trabajo al que hemos decidido unirnos.
Las nuevas ideas son importantes, son interesantes, son innovadoras, son necesarias y muchas de ellas impostergables; más sin embargo, deben ser viables, adaptadas a los medios actualmente disponibles y por supuesto, ejecutables. Cada nueva acción requiere de una planificación y cada planificación se refleja (en forma sencilla), a través de un plan. Cada plan, a su vez, se divide en etapas. Cada etapa está dirigida a alcanzar de metas, y estas metas conducen al cumplimiento de los objetivos.
Es recomendable elaborar una hoja de ruta, que no es más que el paso a paso de cómo se deben hacer las cosas partiendo desde donde nos encontramos, para llegar hasta donde queremos. Cumpliendo cada paso como lo hemos planificado, alcanzaremos nuestros objetivos; y con una buena organización lograremos simplificar aún más la ejecución de las tareas implícitas en cada uno de estos pasos.
Mientras tanto, nuestra atención debe estar dirigida al conocimiento pleno de la organización a la que decidimos ingresar, y con la cual adquirimos serios e importantes compromisos y responsabilidades.
Les recomiendo ver el siguiente video:
https://www.youtube.com/watch?v=uSilW7Uym8M.
Espero que esta pequeña, pero importante reflexión sea del agrado de ustedes, y les sirva de estímulo para seguir adelante. Hasta la próxima entrega.