El fin primordial…
El siguiente contenido tiene como fin primordial incentivar la imaginación del lector acerca de lo que sería un acercamiento a la historia de la Asesoría Académica, ya que no se cuenta con datos exactos proporcionados por fuentes primarias; el presente escrito solo se basa en algunas fuentes secundarias, definiciones y comentarios que pueden ser considerados para la consecución de dicho fin.
Para contar con la certeza necesaria, se requerirían datos aportados a través de escritos elaborados por historiadores consagrados y ampliamente reconocidos, cuyos trabajos hayan sido aceptados y aprobados por la comunidad científica; y de estudios antropológicos porque van dirigidos al ser humano desde una perspectiva holística (integral), tomando en cuenta tanto sus rasgos más físicos y animales, como los que componen su cultura y su civilización.
Diferencias entre asesoría y mentoría
Antes de continuar, considero importante aclarar algunas diferencias existentes entre los términos “asesoría”, y “mentoría”; ya que hablaremos de asesoría académica una vez que la línea de tiempo imaginaria que seguiremos, nos lleve a la creación de la Academia.
Podemos así decir que la asesoría centra su enfoque en proporcionar consejos, información y soluciones específicas a un problema que presenta un grupo grande o pequeño de personas, o un solo individuo, acerca de una necesidad particular.
En la práctica, el “asesor” suele ser experto en un área determinada y ofrece su conocimiento con el fin de ayudar al «asesorado» a tomar decisiones o resolver una situación puntual; esta ayuda suele ser a corto o mediano plazo, y se enfoca en la resolución del problema o la necesidad específica. Una vez que se ha alcanzado el objetivo, la relación de asesoría puede darse por finalizada.
¿Cómo debe ser la relación en una asesoría?
La relación de asesoría suele ser formal y estructurada, desarrollada a través de reuniones programadas y objetivos claramente definidos. En esta relación la interacción se centra en compartir conocimientos y recomendación de acciones concretas. El “asesor” desempeña el rol de experto, o guía que diagnostica la situación, ofrece soluciones basadas en su experiencia y conocimientos, pero no participa necesariamente en la implementación de las soluciones del “asesorado”. Su objetivo principal es resolver un problema específico, proporcionar información experta, o ayudar al “asesorado” en la toma de una decisión informada.
La toma de una decisión informada es un proceso basado en el análisis de datos, evidencia estadística e información relevante. Dicho proceso enfatiza la importancia de utilizar datos precisos y completos para orientar las decisiones, reducir la incertidumbre y mejorar la probabilidad de lograr los resultados deseados.
¿Cómo debe ser la relación en una mentoría?
La mentoría se enfoca en el desarrollo integral del «mentee» (persona que recibe la mentoría), tanto a nivel profesional como el personal. La relación existente entre el “mentor” y el “mentee” representa un vínculo fundamental para el desarrollo profesional; es más informal y personal que en la asesoría, y se adapta a las necesidades y el ritmo del mentee. Es una guía y apoyo invaluable que permite al mentee adquirir habilidades, conocimientos y experiencias para alcanzar su máximo potencial. Se basa en la escucha activa, el apoyo emocional, el estímulo y el compartir experiencias.
En la mentoría es necesario que tanto el mentor como el mentee comprendan sus roles y sus responsabilidades, además de trabajar juntos para construir una conexión sólida y efectiva. El mentor actúa como un modelo a seguir, como un confidente y un guía que comparte sus propias experiencias, ofrece perspectivas, hace preguntas reflexivas y brinda apoyo para el desarrollo del mentee. El mentor no necesariamente tiene que ser un experto en el área específica del mentee, pero sí alguien que posea experiencia valiosa y la capacidad de guiar.
El objetivo principal de la mentoría es fomentar el crecimiento personal y profesional del mentee, a largo plazo; desarrollar habilidades de liderazgo, construir confianza y ofrecerle apoyo en la trayectoria.
Una breve historia de la asesoría académica
Una vez que hemos logrado distinguir las diferencias entre asesoría y mentoría, podemos iniciar nuestro corto recorrido acerca de la historia de la asesoría académica.
La esencia del hecho de guiar, de enseñar, de transmitir y compartir conocimiento siempre ha estado intrínsecamente ligada a la idea de supervivencia y progreso de la humanidad. Para entenderlo es necesario imaginar cómo se transmitía el conocimiento para la adquisición de habilidades vitales en un ambiente natural hostil, donde a diario se debía burlar a los depredadores para seguir viviendo, y la esperanza de vida era cronológicamente muy corta.
El método de transmisión de conocimientos estaba basado en la observación directa, y la imitación. La instrucción práctica de jóvenes estaba a cargo de los ancianos (como más experimentados), ya que los individuos de edad media (los más fuertes), se dedicaban a la caza y la pesca para el sustento del grupo, o familia.
La transmisión eficaz de conocimientos sobre la caza, la recolección, la construcción de refugios y la comprensión del entorno natural por parte de los ancianos (portadores de la memoria colectiva), hacia los más jóvenes era la base principal de la que dependía la supervivencia. La experiencia y la guía adecuada y oportuna se convirtieron en las semillas de lo que hoy conocemos y entendemos por mentoría.
A través de una relación no formal, pero profundamente significativa y crucial para la continuidad cultural y la adaptación al entorno, un cazador experto tomaba a un aprendiz bajo su tutela, y le enseñaba los secretos del rastreo, las técnicas de caza y el comportamiento de los animales; mientras que una mujer experimentada guiaba a las jóvenes en la forma de identificación de plantas comestibles y las medicinales para atender a la comunidad. La práctica era el medio idóneo disponible para transmitir los conocimientos esenciales.
La representación de animales, rituales y escenas de la vida cotidiana que hoy en día observamos en las primeras formas de arte rupestre comunicaban información vital sobre el mundo que habitaban, y pudieron ser interpretadas como una forma de transmisión de conocimientos y experiencias (asesoría visual) para las generaciones futuras.
¿Cómo evolucionaron las formas de enseñanza?
Simultáneamente con la evolución de las sociedades prehistóricas también evolucionaron las formas de enseñanza. Con el desarrollo de la agricultura y la vida sedentaria, surgieron nuevas habilidades y conocimientos que requerían ser transmitidos; en este caso los líderes tribales y los chamanes también cumplían funciones de mentoría; compartían su sabiduría y guiaban a la comunidad sobre aspectos sociales, espirituales y prácticos.
Esencialmente, la mentoría en la prehistoria era una cuestión de supervivencia y de cohesión social. Transmitir conocimientos y habilidades de los más experimentados a los más jóvenes aseguraba la continuidad de las tradiciones, adaptación al entorno y progreso de la comunidad.
Este legado ancestral de la humanidad aún se mantiene en nuestros días, a pesar de los avances tecnológicos y el crecimiento y desarrollo acelerado de la Inteligencia Artificial. Persiste la necesidad humana de aprender unos de otros.
Ahora llegamos al momento en el que ya podemos comenzar a hablar de la asesoría académica; sus raíces pueden rastrearse a través de las interacciones informales entre maestros y discípulos de la antigüedad clásica, aproximadamente unos 387 años antes de Cristo con la fundación de la Academia por parte del filósofo Platón, en Atenas, Grecia.
Figuras como Sócrates, a través de su método mayéutico, impartían conocimiento, y guiaban a sus estudiantes a través del cuestionamiento y la reflexión, sentando las bases de un acompañamiento personalizado en el aprendizaje.
Con el surgimiento de las universidades medievales, esta relación entre maestro y estudiante se formalizó un poco más. Los tutores (a menudo profesores con experiencia), ofrecían orientación a los estudiantes, aunque centrada principalmente en la supervisión del estudio y la preparación para los exámenes.
Con la Revolución Industrial y expansión de la educación en los siglos XVIII y XIX aumentó el número de estudiantes y la diversificación de las disciplinas, lo que hizo más evidente la necesidad de un apoyo más estructurado y especializado para los alumnos.
En el siglo XX, la psicología educativa y las teorías del desarrollo estudiantil comenzaron su influencia en la forma de concebir el apoyo a los estudiantes. Surgieron los servicios de orientación en las universidades, cuyo enfoque estuvo referido al rendimiento académico, el bienestar personal y la planificación de las carreras. Esta situación profesionalizó a la asesoría académica, consolidándose con la creación de asociaciones profesionales y la definición de estándares éticos y de práctica.
¿Cómo afecta la tecnología, a la asesoría académica?
El siglo XXI y la revolución tecnológica transformaron radicalmente el panorama con relación a la asesoría académica. Se produjo la aparición de plataformas en línea, herramientas de comunicación virtual y recursos digitales que han masificado el acceso al apoyo académico, permitiendo a los estudiantes conectarse con asesores desde cualquier lugar y en cualquier momento.
A través de este avance, la asesoría en línea abrió nuevas posibilidades para la personalización del aprendizaje, el seguimiento del progreso y la oferta de recursos adaptados a las necesidades individuales de cada estudiante, y se convirtió en componente esencial de la educación superior, el cual va más allá de la simple corrección de trabajos o la resolución de dudas puntuales, ya que se enfoca en el desarrollo integral del estudiante, el fomento de su autonomía, el pensamiento crítico y habilidades de aprendizaje a lo largo de toda su trayectoria académica.
La asesoría académica hoy en día abarca desde el apoyo en la elección de cursos hasta la orientación en la investigación y la preparación para el futuro profesional, y continúa evolucionando para responder a los desafíos y oportunidades del cambiante mundo educativo. La rica historia de la asesoría académica nos recuerda la constante búsqueda del ser humano con relación a mejores formas de guiar y empoderar a los aprendices en su camino hacia el conocimiento y el éxito.
Pero aún nos queda mucho por aprender con relación a la asesoría académica. Debemos afrontar nuevos retos, vencer nuevos obstáculos y enfrentar los nuevos peligros, ventajas y desventajas que nos depara la Inteligencia Artificial.
Hasta la próxima entrega.